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Recursos libres y cartografía colaborativa
Introducción
Si nos retrotraemos a nuestros primeros recuerdos, casi con toda seguridad, muchos de nosotros reconoceremos en ellos algún mapa. La fascinación de una hoja amarillenta con los bordes resquebrajados, trazando la ruta hacia un tesoro es, casi con toda seguridad, uno de esos primeros lugares comunes de nuestra infancia.
En mi caso, además de ese pequeño Livingston que todos llevamos dentro, guardo especial recuerdo de mi primer atlas y del primer globo terráqueo girando a medida que mi dedo señalaba los distintos países. Los mapas siempre han estado ahí.
Hoy, cuando gran parte de nuestra actividad está relacionada con la tecnología, las redes sociales y las interacciones personales en línea, si necesitamos un mapa, un navegador para ir de un sitio a otro o simplemente queremos saber dónde queda una dirección, todos terminamos en el mismo sitio. Pero hay vida más allá del gigante de las letras de colores1…
Atendiendo al título de este artículo y tratándose de recursos libres y cartografía colaborativa, se hace imprescindible empezar citando a OpenStreetMap, tal vez, junto con Wikipedia, uno de los proyectos colaborativos más grandes y activos de cuantos existen; no en vano es popularmente conocido como la Wikipedia de los mapas. Pero por si aún queda alguien que no sepa de su existencia y sin ánimo de profundizar en aspectos técnicos, definiremos a OpenStreetMap (OSM) como un mapamundi de acceso, uso y edición totalmente libres2, es decir, que cualquiera puede acceder a la información ofrecida por OSM, reutilizarla en cualquier otro proyecto y editarla, contribuyendo así a su crecimiento.
Cuando OSM echó a andar allá por el año 2007, el mapa era poco más que un puñado de vías en las ciudades más importantes; olvídate de poblaciones medias o pequeñas. Recuerdo la primera vez que supe del proyecto y quise ver cómo se mostraba mi ciudad: prácticamente nada, todo estaba por hacer. Había que trazar cada una de las vías desde cero. Afortunadamente, desde el principio contaron con la ayuda de capas de fotografías aéreas que servían de referencia para el trazado de las vías y edificios, pero para todo aquello que no aparecía, ya fuera por ser posterior a la toma de dicha fotografía o porque ésta no lo mostraba correctamente, había que calzarse las botas y, GPS en mano, salir a cartografiar.
A día de hoy se podría decir que el grueso del trabajo ya está hecho, aunque siempre haya algún nuevo edificio o calle que añadir, lo que más se necesita ahora quizá sea mejorar lo que ya hay completando la información descriptiva de los elementos (tipo de vía, direcciones, información sobre comercios, etc.).
Recursos disponibles3
Centrándonos en la edición de OSM, podemos distinguir dos grupos de herramientas, las utilizadas on line y las de escritorio (sea este móvil o de pc). En el entorno on line, la propia web de OSM nos permite la edición a través del editor iD sin tener por qué recurrir a herramientas instaladas en nuestros equipos4. Se trata de una interfaz de edición muy intuitiva, con la posibilidad de utilizar diversas capas de referencia y con un sistema de etiquetado muy amigable. El único requisito previo (a este y a cualquier otro medio de edición) es disponer de una cuenta de usuario en OSM para poder subir los cambios realizados.
Una vez que vas avanzando y descubriendo los entresijos de la edición y el etiquetado de los elementos, puede que notes que el editor en línea se queda un poco corto; es el momento de dar el paso a JOSM, una aplicación de escritorio altamente configurable y ampliable mediante extensiones que permite editar más datos a la vez, utilizando herramientas más avanzadas pero a costa de una mayor complejidad.
Para las plataformas móviles (smartphones y tablets) disponemos de algunas aplicaciones que merece la pena mencionar. En primer lugar y en consonancia con los editores al uso, nombraré a Vespucci, una aplicación para Android con un importante desarrollo detrás lo que la hace una herramienta increíblemente potente; tengamos en cuenta que estamos tratando con un editor de OSM con la funcionalidad añadida de un GPS integrado en el dispositivo.5
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La ética que subyace bajo el funcionamiento de las grandes corporaciones tecnológicas está, ante todo, supeditada a los intereses comerciales. En el caso de la cartografía deberíamos preguntarnos quién o qué determina qué y cómo se prioriza lo que se muestra en un mapa. ↩︎
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OpenStreetMap® es Open Data (un servicio de datos de acceso libre), con licencia Open Data Commons Open Database License (ODbL) de la Fundación OpenStreetMap (OSMF). ↩︎
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Todo el software descrito en este artículo es Software Libre en cualquiera de sus diferentes modalidades de licencia. ↩︎
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Anteriormente, OpenStreetMap permitía la edición con el software Potlatch desde el navegador web. Dado que Adobe Flash Player se ha retirado, Potlatch ya sólo está disponible como aplicación de escritorio en plataformas Mac y Windows. ↩︎
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Para entornos iOS se dispone de Go Map!!, un editor menos capaz que Vespucci pero más sencillo e intuitivo si cabe. ↩︎